La motivación es la fuerza o impulso que mueve a las personas a focalizar todos sus esfuerzos en la consecución de una acción determinada para su propia satisfacción. En el ámbito organizacional, esta coincide con el deseo que tienen los empleados de orientar sus capacidades hacia el logro de las metas empresariales de la mano con sus deseos individuales, es decir, surge cuando las necesidades de cada uno de tus colaboradores van en concordancia con lo que tu organización quiere lograr. La apropiación de las metas por cumplir hace equipos más eficientes.
Dentro de los pilares corporativos actuales está la creación de estímulos motivacionales, a partir de estos se trazan los ideales de trabajo de cada uno de los equipos y se garantiza un cumplimiento efectivo de lo que se necesita. Existen tres tipos de motivación que debes identificar en los colaboradores para potenciar la manera en la que impactan el objetivo organizacional: el primero es la extrínseca, se da cuando se espera una recompensa de los demás; el segundo es la intrínseca, se presenta cuando la recompensa es la satisfacción interna y el tercero es la trascendente que aparece cuando la recompensa está en beneficiar a otros.
Con el propósito de que la motivación se convierta en un ingrediente para el éxito de las compañías, los líderes organizacionales tienen el reto de incentivar al talento humano, inspirarlo y comprometerlo con los objetivos, logrando así un clima laboral positivo que mantenga conquistado al personal y le permita a la organización retener lo mejor de sus colaboradores para responder a las exigencias del mercado.