Inicia el año 2024 y es crucial comprender y abordar las realidades y tendencias que plantean diversos desafíos en la planificación, gestión y medición del activo reputacional.

En Punto Cardinal Comunicaciones destacamos las siguientes tendencias clave:

1. Volatilidad del activo reputacional

En un entorno tan dinámico, donde las conversaciones provienen de diversas fuentes como el Gobierno, gremios, sindicatos y la opinión pública, es esencial comprender la volatilidad del intangible reputacional. Ya no existen certezas a largo plazo y se requiere adaptarse a las cambiantes necesidades que el entorno local, nacional y mundial imponen a cada sector económico.

El desafío radica en anticipar y comprender cómo la marca puede mantener su relevancia en la toma de decisiones frente a esta volatilidad.

2. Cambios en la narrativa

Conquistar la mente, generar una conexión positiva y ganar el afecto, admiración y respeto de las audiencias demanda una narrativa menos funcional y más enfocada en emociones y simbolismos.

La clave radica en contar historias que resuenen con la realidad del público, sean cercanas y proporcionen valores significativos más allá de las características y precios de los productos y servicios.

3. Vocería activa y presente

En un mundo saturado de mensajes, algunos verídicos y otros no, la presencia continua de voceros no solo en medios tradicionales, sino también en redes sociales y canales directos, es vital. Esto contribuye a generar confianza y a mantenernos presentes en las decisiones positivas de nuestras audiencias clave.

4. Propósitos tangibles y medibles

Declarar propósitos a largo plazo sin pruebas tangibles ya no es suficiente para ganar elecciones y ocupar un lugar destacado en la mente y corazón de la audiencia.

En la era de la evidencia, es imperativo desglosar los avances anualmente y por períodos, demostrando el impacto social y ambiental real de las marcas, evitando que las promesas se conviertan en deudas reputacionales pendientes.

5. Medición constante de percepción interna y externa

Frente a las tendencias mencionadas, la medición constante de la percepción en audiencias internas y externas se convierte en una necesidad. Iniciar con la opinión pública, clientes actuales y prospectos proporciona la materia prima para entender sus necesidades, miedos y aciertos.

Esta información debe integrarse de manera transversal en el plan estratégico, garantizando una actuación confiable y evaluándola de manera continua para cerrar las brechas y fortalecer la percepción de la marca en la mente de la audiencia.

En conclusión, ya no es suficiente realizar mediciones anuales, dada la volatilidad del intangible reputacional. Se requiere un enfoque constante que guíe nuestras acciones, evidencie brechas y éxitos, asegurando una percepción positiva en todos los niveles que componen integralmente la imagen de la marca en la mente de la audiencia.