La reputación corporativa está compuesta por dimensiones de orden interno y externo que permiten tomar en cuenta todos los factores que la impulsan o la perjudican. Dentro del interno y de la mano del CEO, están los colaboradores, quienes se convierten en una representación de la marca para el entorno empresarial y social por su labor, la cual, debe responder al objetivo de la organización, apoyando el ideal que se tiene de ella en cuanto a la legitimidad, servicio al cliente y transparencia. 

Los colaboradores respaldarán el quehacer siendo embajadores ante un mundo que valida las acciones empresariales por medio de plataformas digitales como sitios web y redes sociales, hoy convertidas en escenarios de juzgamiento constante.

Si bien los empleados pueden ser validadores positivos de la marca, no todos lo hacen por sí solos. Por eso, los líderes corporativos tienen la tarea de seleccionar a quiénes se sienten identificados con lo que se hace y crean en la empresa como actor de respaldo y confianza; esto con el fin de que se conviertan  en influenciadores internos que, por medio de modelos de gestión, ayuden a desarrollar acciones con las que todo el equipo se empodere del discurso organizacional.